Política y Violencia…
Algunos, básicamente extremistas de cualesquiera de las puntas de la política creen que pueden imponer sus visiones de la vida por medio de la fuerza bruta y que esta es un argumento legitimo para que los pueblos acepten que ellos sean las vanguardias que les encabecen en sus luchas, sean estas raciales o de clase.
Nosotros, con educación clásica, cristiana y patriótica, no consideramos siquiera aceptable la posibilidad del uso de la violencia en la política, porque creemos que eso acercaría a la actividad más al actuar de una pandilla de desalmados que al papel de redentores que se auto asignan.
Pensamos que la actividad política debe ser re-encantada, sobre todo con la recuperación de los espacios para el debate, serio, argumental y respetuoso, a la vez que las actitudes totalitarias deben ser repudiadas por todos como una muestra desagrado ante una degradación intolerable.
El lenguaje nos da todas las herramientas necesarias para explicar los maravillosos raciocinios que elucubra nuestro cerebro, al igual que a los demás, a la vez que nos ayuda a entender, comparar y analizar las proposiciones de otros. Practicarlo es ejercitar el fino ejercicio democrático.
Pretender que una “pateadura”, una “golpiza”, una amenaza a las familias, una cuchillada, que el ataque de una turba o una simple bala son argumentos políticos, creemos solo puede caber en un cráneo perturbado por las odiosidades y/o con las neuronas seriamente dañadas.
La violencia es una actitud aprendida, dicen, y realmente nos parece que la apreciación tiene mucho de realidad, lo que no nos dicen, es que la tranquilidad de espíritu y el desarme de las almas también son cualidades que se cultivan, por lo que los seres podemos ser guiados para el lado bueno o el otro.
No debemos olvidar, por lo tanto tolerar, que la violencia es siempre una escalada que se puede saber como comienza, pero que lamentablemente, por las odiosidades, las venganzas, las rabietas, o el aprovechamiento de otros, nunca se puede prever como, cuándo o a que costo finalizará.
Solo a titulo de recordatorio, nunca debemos olvidar que “el odio nada engendra, que solo el amor es fecundo”. Esto que parece una simpleza brutal es la gran verdad de nuestra vida, con amor procreamos, criamos, desarrollamos, por amor nos entregamos y sacrificamos.